viernes, 24 de diciembre de 2010

Alguien vaticina

V

Lo que no desordena, no bebe en sus riesgos.
Abierto está el silencio como una mano entre las hojas de los árboles
como una realidad perdida por el viento.
Quiebre o resurrección para esa rama donde el otoño ha hincado los dientes,
la luz inmóvil para ese Paraíso Perdido  





a destiempo donde la imaginación
o su imitador, el recuerdo,
se llena de burbujas como los pulmones de un ahogado que desciende.




Todo ha ganado allí sin embargo su obstinación de hueso,
su forma de mano que aun al negarse puede asir, dar molde de posesión a lo que toca.









Quien ya no ama está cuidando su ganado en silencio,
se está sirviendo en silencio su comida en el plato,





y en su recuerdo, al árbol ya no le crecen ramas,


y el aire hace que la transparencia salga a flote sin que la estatua pierda el equilibrio.

Hordas de transparencia pastan alrededor de ese silencio.
Así todo reposa sin que nadie atice la hoguera,
sin que nadie deje que en su interior el árbol tome la forma que el deseo hizo suya al convertirse en puente entre luz y ventana.

Así todo fondeado,
sin que nadie solicite furia mayor por lo que no ha de venir, por lo que no pide ocultamiento.




VII

No es esa luz que sube lo que abajo extrema la sombra,
no es esa luz como un escarceo inmóvil, como una filtración que escurre hacia arriba,
no vaticina, no adelanta, no tiene un pie aquí y otro
en el tiempo que le falta.

A través de esa luz que muy bien puede no estar encendida, la sombra da de sí hasta colmarlo todo,
a través de esa luz desconocida hay un rayo de sombra que sin tocar rechaza.


Romper la cerradura de ese tiempo donde luz y sombra no representan ni se excluyen,
es abrir una puerta que no es repetición ni espacio faltante.


Es sólo una mirada ante su espejo
un rostro que aparece porque puede empañar, borrar con vida todo aquello que no tiene raíz dentro del espejo.
Es sólo el sombrero de copa de un mago, que nos saluda desde el escenario.

Entonces esa sombra tiene su propia luz y como sombra tiene que iluminar,
entonces alguien enumera todo lo reunido, esperando soñarlo algún día.


Enero-diciembre. 1967
JOSÉ CARLOS BECERRA. (MX)
De: La venta


No hay comentarios:

Publicar un comentario